viernes, octubre 26, 2012

Escribe Forges

"Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia. - Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura. - Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional. - Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo. - Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado. - Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir. - Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que, sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas. Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad, y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza. Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad. FORGES.

domingo, marzo 11, 2012

Actualidad




del caradura mas duro del mundo mundial y encima crecido, después de no se sabe muy bien que enjuagues

Si algo esta bien para que comentar

http://elpais.com/diario/2012/01/17/opinion/1326754806_850215.html

Si a la HG xq la RL es una muy mala reforma

Si esta es mi actitud, estoy en el paro (que no parado) y digo NO a la reforma laboral de los empresarios, si por que solo les beneficia a ellos y si son importantes, por invertir, arriesgar, etc, ¿pero y sin trabajadores de que sirve todo eso?. Tenemos obligaciones y derechos que no deben ser pisoteados.

Ambición, despilfarro y chulería provinciana

Ambición y despilfarro
"Siempre ha creído que se puede condicionar la realidad negando lo evidente con determinación y un énfasis grosero si hace falta"
ADOLF BELTRAN 9 - El País 9 de Marzo de 2012

Rita Barberá es el animal político más poderoso que ha tenido el PP valenciano. La visceralidad y la energía de su forma de estar en la escena pública han marcado una época y han cautivado a fieles y no tanto. Su fiero populismo ha camuflado a lo largo de dos décadas la falta de talento y la predisposición provinciana de su alcaldía con el ropaje hiperbólico del autoengaño. La enfática valencianía de su pose ha proscrito cualquier sentido de valencianidad democrática, cualquier asomo de urbanidad, cualquier respeto auténtico hacia la pluralidad y el discrepante. No ha dejado un resquicio jamás a la crítica y la autocrítica en sus mandatos, jalonados por el maniqueísmo infantiloide de etílicas victorias. Ha sido, en suma, una especie de bruja o de guardiana que ejercía con gesto autoritario alrededor del tótem de una Valencia envidiada por todos.

Ahora sabe, se lo dicta el instinto, que han empezado a perderle el respeto, tanto los suyos como los otros. Por eso se revuelve cuando le afean los efectos más crudos del destrozo. Y se defiende. “A lo mejor nos pasamos de ambición, pero no ha habido despilfarro”, alegaba el miércoles para salir al paso de las deudas, la corrupción y el caos con los que el triunfalismo indiscutible que ha compartido todo el PP valenciano ha sembrado el presente. Según Rita Barberá, Valencia y lo valenciano atraviesan “una etapa de una mala imagen interior impresionante, no exterior”. Da igual que ese mismo día la desmintiera un titular del diario Le Monde: “Au bord de la faillite, la région de Valence paie sa folie des grandeurs”.

Siempre ha creído que se puede condicionar la realidad negando lo evidente con determinación y un énfasis grosero si hace falta. Inoperante, de pura vergüenza, el victimismo hacia el exterior que tanto han practicado, ella y su partido enfocan hacia el enemigo interior las culpas de una mala imagen a la que tanto han contribuido. Lo hizo el jueves en las Cortes Valencianas el propio presidente de la Generalitat, secundado por sus consejeros. Pero en ellos la actitud suena a impostura, carece de la veracidad gestual de la alcaldesa. Una veracidad que la llevó a rugir en el mismo hemiciclo cuando la diputada de Compromís Mònica Oltra la incluyó entre “los responsables políticos” que han de dar cuenta de tantos escándalos de corrupción por los que han drenado decenas y decenas de indeseables, como butroneros de las arcas públicas, el dinero de todos los valencianos.

Barberá amenazó a la diputada Oltra con sentarla en el banquillo ante la pétrea mirada de un Rafael Blasco que carga su particular caso de corrupción a las espaldas y el gesto contrariado de Alberto Fabra. Después de escenificar de manera ostensible la llamada telefónica a su abogado, proclamó en los pasillos de la Cámara que Compromís carece de convicciones democráticas. Reclamaba un respeto que se ve puesto en duda. Era el suyo un zarpazo de animal herido. Un zarpazo que ya no caza ratones.

Amén palabra por palabra

La doble vida de Ruiz-Gallardón
JJ Millás, 26 de Agosto de 2007 - El País

Si unos extraterrestres de derechas hubieran diseñado un Caballo de Troya para invadir la Tierra, les habría salido Ruiz-Gallardón, pues lo que a cualquiera (excepto a Bush) se le ocurre antes de ocupar un territorio ajeno es estudiar sus costumbres, su historia, su idiosincrasia (qué rayos querrá decir idiosincrasia), así como las debilidades de sus habitantes. De acuerdo con tales estudios, la organización más sólida de este planeta es la Iglesia católica, que cumplidos los 21 siglos de existencia sigue dando la lata como el primer día. ¿Y cuál es su secreto, se habrán preguntado los marcianos? Muy sencillo: predicar cosas distintas y hasta contradictorias según la dirección del viento o las necesidades del estómago. Por eso en unos sitios la Iglesia es partidaria de la pena de muerte, mientras que en otros se escandaliza por la existencia del aborto. Por eso predica la pobreza desde un trono de oro. Por eso es capaz de manifestarse a favor de la libertad al tiempo que da cobertura moral a asesinos declarados como Pinochet, o Franco, o Videla. Cuando los seres humanos ven fuera las contradicciones que llevan dentro, se enamoran. A todos nos gustaría ser de forma simultánea personas de orden y sinvergüenzas recalcitrantes, señores y truhanes, prosistas y poetas, y eso no lo ha logrado nadie con la finura de la Iglesia, que da trabajo a banqueros teologales, a obispos castrenses y a curas comunistas. Cabe de todo en ella, pues lo que no se vende en la primera planta se vende en la segunda, y lo que ni en una ni en otra, en Oportunidades. A todos nos gustaría ser de forma simultánea personas de orden y sinvergüenzas. Con este modelo antropológico en la cabeza, los extraterrestres pusieron manos a la obra intentando concentrar en un solo individuo toda la compleja y sutil maquinaria del Vaticano. Necesitaban, pues, que su Caballo de Troya hiciera el bachillerato en los jesuitas (si buscas el término jesuita en un diccionario de sinónimos aparecen las siguientes alternativas: hipócrita, falso, doble, sibilino), y que después estudiara Derecho, que es una carrera de orden, y más tarde hiciera oposiciones a fiscal, ocupación que garantiza un sueldo hasta la muerte. Todo en un tiempo récord, pues a los 23 años Ruiz-Gallardón había tomado ya posesión de su puesto en la Audiencia Provincial de Málaga, donde enseguida (¡deprisa, deprisa!) pediría la excedencia para dedicarse a la política. Su biografía era perfecta desde cualquier cabeza biempensante, extraterrestre o no. Convenía, para completarla, que el joven político militara en las juventudes de AP, que fueron la versión Neandertal del PP, al que Aznar retrotraería luego al Australopiteco.

Tenemos, pues, a un Ruiz-Gallardón joven, guapo, abogado, fiscal y con profundas raíces familiares en el franquismo (está casado con la hija de un ex ministro del general asesino), virtudes a las que añade un catolicismo practicante y un verbo untuoso, cuyo ADN coincide al 100% con el de los portavoces de la Conferencia Episcopal. Para que el pastel eclesial estuviera completo, sólo faltaba añadirle algunos ingredientes contradictorios, como el de ser demócrata o el de estar a favor del aborto, del divorcio y de los matrimonios entre homosexuales. De este modo, la derecha vergonzante le votaría por parecer de izquierdas, y la izquierda retraída, por parecer de derechas.

Todo era perfecto. Allá donde el joven fiscal en excedencia iba, triunfaba simultáneamente como hombre profundamente conservador a la vez que radicalmente progresista. Si en un discurso convenía citar a Vallejo o a Azaña, los citaba. Si quedaba bien que le gustara la ópera, le gustaba la ópera. Si vestía tener una consejera de izquierdas, ponía a una consejera de izquierdas al frente de Cultura, que no hace daño a nadie. Uno de los años de sus numerosos mandatos felicitó las pascuas con una cita de Rilke que decía: "El que ha osado volar como los pájaros, una cosa debe aprender: a caer".

Todas estas historias daban la imagen de un tipo culto, sentimental, incluso sensiblero, que ganaba elecciones como el que hace rosquillas. Pero junto a este Ruiz-Gallardón que enamoraba a madres e hijas marcianas por igual, aparecía otro terrible: aquel, por ejemplo, que en la noche electoral del 6 de junio de 1993, una vez confirmada la cuarta victoria consecutiva del PSOE en las elecciones generales, se manifestó en rueda de prensa, junto a Javier Arenas Bocanegra, para denunciar, en una maniobra brutalmente desestabilizadora un pucherazo electoral. Se cuenta que el propio Rey tuvo que llamar a José María Aznar para que pusiera orden en el seno de sus filas. Quienes tenemos razones históricas para temer a la derecha de la que procede gran parte del PP, no lo olvidaremos jamás. Pero tampoco conviene dejar de lado a aquel otro Gallardón pelota que, con tal de agradar a su jefe, confeccionó una carrera política completamente absurda a Ana Botella, de la que llegaría a decir, para justificar su ignominiosa acción, que era una rebelde.

Quiere decirse que los extraterrestres se han pasado de rosca. Tal cúmulo de atributos discordantes puede resultar verosímil en una institución, no en una persona física, aunque le hayas fabricado un currículo descomunal. Un día, durante el transcurso de una cena en la que me colocaron cerca de Gallardón, le escuché decir que había que casarse con el Abc y acostarse con EL PAÍS, lo que resume a la perfección la idea (basada por otra parte en estudios de toda solvencia) de que los extraterrestres de derechas tienen de nosotros.