miércoles, junio 10, 2009

PROCLAMA (QUE NO SOFLAMA) ENFATICA, MAS NO POR ELLO DIATRIBICA, POR LA LAICIDAD Y ACONFESIONALIDAD DEL ESTADO

Suscribo letra por letra

La Iglesia Católica ha lanzado una feroz (incluso podríamos decir que encarnizada) batalla en todos los frentes en su intento de mantenerse (incluso podríamos decir que de perpetuarse) instalada en sus ventajosas y, a todas luces, injustificables posiciones de influencia (incluso podríamos decir que de dominio) tanto en el ámbito social como en el económico o en el político.

Reacia a perder su privilegiado estatus, no duda en emplearse a fondo valiéndose de todas las armas a su alcance (desde el púlpito hasta los medios de comunicación que controla, pasando por todo tipo de asociaciones afines, tanto académicas como sociales, económicas o políticas) para conseguir que su particular y privativo punto de vista (no entro si bueno o si malo) continúe dictando, como así lo ha venido haciendo durante siglos, no sólo el guión a seguir y las escenas a interpretar, sino también el como seguir dicho guión y el como interpretar dichas escenas, otorgándose, unilateralmente, el papel de guionista y director de nuestras vidas.

No escamotea medios en su lucha (quizás batalla, quizás guerra) por mantener el estatus confesional (por lo menos para-confesional) del estado y de sus instituciones. Por seguir sirviéndose del sistema educativo público para continuar haciendo proselitismo de su fe y de su doctrina. Por continuar recibiendo del estado ingentes cantidades de dinero público para la financiación de sus actividades privadas y para su propio sostenimiento.

Por ello, los que creemos firmemente en la absoluta independencia del estado y de sus instituciones frente a cualquier iglesia, religión, credo o fe, debemos mantenernos firmes en la defensa del principio irrenunciable de la laicidad y aconfesionalidad del estado y de la no ingerencia de iglesia, religión, credo, fe o grupo de presión religioso alguno en la toma de decisiones por parte de los organismos públicos, en la elaboración de las leyes y en la aplicación de las mismas. No debemos consentir la utilización de las instituciones o servicios públicos para la divulgación o la difusión de sus doctrinas y creencias. Y, sobre todo, debemos impedir que se destinen dineros públicos para el sostenimiento y/o financiación de entidades que, por muy importantes y representativas que sean, no dejan de ser sociedades privadas.

Partiendo, abiertamente y sin ambigüedades, del reconocimiento del derecho que le asiste a la Iglesia Católica y a cualquier otra iglesia, religión, credo o fe a practicar su culto, a preservar sus tradiciones, a vivir conforme a sus creencias y convicciones y a difundir y a enseñar su doctrina y sus principios sin ningún tipo de trabas, cortapisas o restricciones (todo ello, obviamente, dentro de la legalidad), reclamo, con igual o mayor énfasis, el derecho que nos asiste a todos y a cada uno de nosotros a vivir y a educar a nuestros hijos conforme a nuestras propias creencias y convicciones, sin dictados ni imposiciones, sin trabas, cortapisas o restricciones.

Nadie, nadie pude servirse, ni utilizar, ni apoyarse en el estado, sus instituciones o sus dineros para algo que solo afecta al campo de las creencias o convicciones personales. Y nunca, nunca, desde el estado o desde sus instituciones se debe de intentar mediatizar o fiscalizar, intervenir o inmiscuirse, en algo que solo afecta al campo de las creencias o convicciones personales.

Fuente:AGORA_APOSTATA (en la cumbre del monte Piapaxaro ( O Courel, Lugo ), primavera de 2.005.)

No hay comentarios: